La velada de “La noche del terror” es, para la mayoría, una de las más divertidas.

Aunque algunos parezcan seguros de que nadie les dará un susto y se sobresaltarán, siempre hay un camper del equipo que hace la gracia y le da una palmadita en la espalda emulando un fantasma. También los hay que gritan a cada paso aunque la zona esté iluminada y los monitores, ataviados con sus horribles vestimentas , estén impasibles en un sitio donde deben acudir los niños para conseguir pistas que les lleven al desenlace final de qué es lo que sucedió. Unos pocos deciden no llevarse ningún susto y se quedan en el comedor acompañados de un monitor para ver vídeos o simplemente hablar.

Una vez que los grupos han conseguido de cada personaje una pista, se reúnen en la sala de juego y  los representantes de cada uno resuelven el enigma que se les había planteado al empezar la actividad.

Ahora queda acostarse, ¿quedará algún fantasma?, ¿veremos sombras monstruosas?.  Los niños terminan tan casados de un día tan intenso que apenas les da tiempo para fijarse.

Uh, a dormiiiir…!


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